miércoles, 31 de agosto de 2011




A LA MARIMBA.
 
Somos muchos los poetas que le hemoscantado a la marimba,  deseo recordar a uno de los poetas Quetzaltecos de Guatemala que con uno de sus poemas se hizo acreedor a ser el triunfador en los Juegos Florales de la ciudad Altense : Rolando Quintana.
Una de sus estrofas que nos regala dice :
 
Más que artesanos, fueron milagreros
los que le dieron la arquitectura
la tristeza les dio la cuadratura
y las notas agudas,
los jilgueros
 
Tuve la oportunidad de ofrecer un recital de poesia en uno de los auditorios de Guatemala y contar entre el público presente con el grupo de Maestros de la Marimba MADERAS DE MI TIERRA acompañados de su Director Don Higinio Ovalle a quien entregue mi poema dedicado a ese conjunto. Deseo por este medio entregarlo a los lectores por medio del Poeta Rodrigo Pérez Nieves.
 
MARIMBA MADERAS DE MI TIERRA.
 
De aquellos frondosos bosques,
extrajo el artista
la voz de un ruiseñor
un árbol cantor
 
y desde sus troncos
meciendo sus ramas
partio sus maderas
tornadas en voz,
 
cruzó la montaña
cruzo la pradera
llevo aquellas notas
templadas con tierno dolor
 
Maderas que hechas
con alma de acero
y voz melodiosa
son alma y herencia
de aquellos guerreros que de ellas hicieron
herencia de casta
herencia de amor
 
Marimbas de tinte guerrero
marimbas de raza bravia
fieles exponentes
de una patria grande
que vio crecer
bajo el zielo azul\a ese guerrero ATANACIO TZUL
 
Robaste al artista
toda su atencion
robaste a los bosques
su fiel comprension
llegaste con pueblos hermanos
y todos tendieron sus manos
para recibir el advenimiento
de tu gran pureza
y te dieron todos reconocimiento
como árbol cantor
 
Canta marimba chapina
cántale al mundo
tus bellas canciones
 
que nuestras emociones
vuelvan la vista a tu ezquina
para saludarte con amor que abraza
MARIMBA QUE SOS DE MI RAZA. 
 
Gil Zu.
Mexico 25 de agosto 2011.

1 comentario:

  1. Apretujada la gente, en la galería del pueblo

    una marimba divulga alegrías y pesares

    marejada de sombreros, olor a trago y tabaco

    pies descalzos que apelmazan el compás de algún corrido

    mientras un lazo señala el pago de los centavos

    Revienta el son su repique, bolo con bolo en el centro

    una mujer se arrincona con un muchacho matrero (bis)

    un cantante descarrila una larga melodía

    mientras la gente rebota contra la alfombra de tierra

    una trompeta embarranca las notas del Nahualeño



    Zarabanda de mi pueblo, parcela del colorido

    deja que me emborrache con tu guaro clandestino

    con tu marimba sonora, con tu aullido de sangre

    Tras el sucio de rústica estantería

    los deliciosos octavos que diligente revende

    el tacaño de don Chus, tras el sucio mostrador

    Rosca que se retuerce, tapón que rueda destruido

    garganta que se estremece por la pólvora del trago

    salivazo despedido, hecho bolita en el polvo

    Nuevo coraje en las venas, río de sangre caliente

    -bailamos comadre Juana, mire que su marido

    ya ni siquiera puede de lo bolote que está-

    Remolino de dos cuerpos, cariño de contrabando

    -compadre, por traicionero lo voy a partir en dos-

    Bella luz de los machetes cuadriculando la noche.



    Deja que también rebote en tu galera de palma

    que haga relajo y me exalte hasta que me rompa el alma

    para cuartear la mañana, con mi machete de escarcha.



    La marimba multiplica su corazón trovador

    -separen a esos dos, ya viene la policía...

    ¡¡Llévense a esos relajeros derechito hasta el cuchumbo!!

    Aquí no ha paso nada, repite con voz chillona el cantante Nicolás

    ¡¡Tóquense la engañadora!!

    el cantante Nicolás, toca el son de tecomate

    La Paula jala a Venancio, borracho por tradición

    Miguel y la Lupe bailan más pegados que un copal

    la familia Pérez tiene una bomba colosal

    La noche se va doblando bajo su carga de sueño

    la ronda lleva arrastrando dos borrachos por la calle

    las palomas se acurrucan bajo el techo de la iglesia



    Quiero viajar de tu mano, a las seis de la mañana

    a la prisión de los siglos de la que nunca se sale

    caitazo sonoro y grande del ritmo de Guatemala

    Zarabanda de mi pueblo, yo seguiré tus pasos

    y me atare con los lazos de tu gran felicidad

    ese son que no se acaba, el son de la eternidad.

    Fernando López

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